Reflexión sobre el
estado de la iglesia en nuestros días
Actualmente la iglesia cristiana
está viviendo una crisis espiritual muy grande. Muchos predicadores ya no
exhortan por revelación sino por lo que han leído en internet alejándose de escudriñar
las Escrituras que es la base de nuestra fe.
Otra situación es un
empobrecimiento del testimonio personal, debido a que muchos han dejado de ser
un ejemplo de vida para otros, justificándose en que la Palabra de Dios es
mayor que el testimonio personal. Pero si leyesen con atención se darían cuenta
que el Apóstol Pablo le solicitó a Timoteo que fuese ejemplo en todo (1Tim.
4:12), también le solicitó lo mismo a Tito (Tito 2:7)
El
mal testimonio siempre produce una mala influencia, basta recordar el caso de
aquel soldado llamado Acán que desobedeció el mandamiento de Dios al tomar del
anatema de Jericó trayendo trágicas consecuencias para todo Israel y, por su
mala influencia, la muerte a 36 hombres (Josué 7:5).
El fariseísmo es otro mal que en las
iglesias ha progresado bastante, nos lleva a “prevaricar” convirtiendo a muchos
en expertos para criticar a su prójimo no considerándose primero sí mismo
(Gálatas 6:1), convirtiéndose muchos de ellos en “maestros” para otros, pero no
para sus propias vidas… “Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti
mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas?” (Romanos 2:21)
La palabra “prevaricar” tiene su
raíz en el hebreo “pasha” que significa: traspasar, apostatar, pecar, rebelarse;
y en el diccionario RAE: “Que pervierte e incita a alguien a faltar a las obligaciones de su oficio o religión.
La Biblia cita varios pasajes donde nos insta a ser “irreprensibles”
cuya palabra viene del griego “ámemptos” que significa irreprochable, sin
defecto, y en 2 Pedro 3:14 “amómetos”, inculpable, sin mancha, a modo ser un
ejemplo digno de imitar por quienes nos escuchen y observen nuestra conducta… “Hermanos,
sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo
que tenéis en nosotros.” (Filipenses 3:17)
La multiplicación es en el ámbito espiritual,
no dejándonos sin prosperidad en lo material, pero esto es conforme a su
voluntad. El Señor dijo “ejemplo os he dado…” (Juan 13:15) La Biblia nos dice
que Él no tenía donde recostar su cabeza (Mateo 8:20; Lucas 9:58) pero nunca le
falto el alimento o el abrigo, tampoco a sus discípulos.
Ahora, más que nunca antes, debemos de estar
alertas por nuestra común salvación. La pandemia aporta algo más al
empobrecimiento espiritual convirtiendo a muchos en predicadores online desde
la comodidad de sus hogares y apelando a la prudencia. Es cierto que hay que
ser prudentes, eso no lo discuto, pero también hay que ser inteligentes para
tomar los resguardos necesarios.
Hay algo que es peor que la pandemia y se llama
pecado de omisión, el dejar de hacer lo que es bueno (Santiago 4:17). La Biblia
nos insta a: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se
acerca.” (Hebreos 10:25)
Nosotros guardamos la cuarentena de 14 días al comienzo de la pandemia y desde esa fecha no hemos dejado de congregarnos y de predicar en las calles, guardando la distancia social, usando mascarillas, alcohol gel y toma de temperatura. Ahora más que nunca, debemos recordar ese texto que dice: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1:9)
Muchos quedándose en casa ya no tienen ánimo de congregarse. Si la pandemia se prolonga por varios años, por varios años se van a excusar diciendo “… El león está fuera; Seré muerto en la calle.” (Proverbios 22:13)
Levántate hijo de Dios, recuerda a los primeros cristianos que bajo amenazas se congregaban para escuchar la Palabra y para orar y Dios se manifestaba a través de un temblor y por medio de su Espíritu se hacían sanidades y prodigios (Hechos capítulo 4)
Gracia y paz, Pastor José