Cómo Derrotar el Desaliento

Desaliento significa: Flaqueza de ánimo, falta de vigor o de esfuerzo.



“Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto. Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.” (Deuteronomio 20:1-4)

Azorar significa: Conturbar, sobresaltar

Ante la eventualidad de una guerra en donde muchos han de caer, el miedo y el temor siempre están presentes y por ende, si se enfrenta a un enemigo más numeroso, el desaliento empieza a cundir y en algunas ocasiones provoca pánico. Dios al pueblo de Israel no le dijo que no habrían de tener luchas, sino por el contrario los preparó para enfrentarlas, los sacerdotes tenían la gran responsabilidad por medio de la Palabra de Dios, de infundir aliento.

De hecho Jehová mismo, infundió aliento a sus siervos en numerosas ocasiones, tal es el caso de Josué... “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1:9). 

Jehová sabía que Josué tendría que enfrentar muchas batallas, pero le preparó para ello infundiéndole aliento y Josué pudo comprobar que Dios estaba con él tal como se lo había dicho, así vemos el caso cuando cruzaron por el Jordán en seco, cuando los muros de Jericó se derrumbaron, cuando el sol se detuvo en Gabaón y la luna en el valle de Ajalón.





A través del profeta Isaías Jehová alienta al pueblo de Israel... en Deuteronomio Capitulo 41 (8) “Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quién yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.”, (10) “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (13) “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.”

Cuantas veces solemos desalentarnos en la vida, a veces por razones insignificantes, otras por algún problema laboral, otra por falta de trabajo, o por alguna enfermedad, o por algún problema sentimental, por falta de dinero o porque nada nos resulta bien y nos echamos a morir.

Algo semejante le acaeció al profeta Elías, este profeta que enfrentó a 850 falsos profetas, 450 de Baal y 400 de Asera y con la ayuda de Dios les venció, pero a pesar de esta gran victoria al enterarse por un mensajero de Jezabel que su vida estaba en peligro, se desalentó y dijo “...Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.” 1 Reyes 19:4ª). 

Ciertamente Elías no era un hombre sobrenatural, el Apóstol, Santiago en el Capítulo 5 versículo 17 dice... “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras...”, tratando de huir para salvar su vida, fortalecido con la comida y agua que le dio un ángel caminó durante 40 días y se escondió en una cueva en el monte de Dios en Horeb. 

¿Cuántas veces en vez de refugiarnos en Cristo lo hacemos como escondidos en una cueva? Pensando quizás que es la manera más efectiva de hacernos a un lado de los problemas, ¿Podremos acaso encontrar allí un mejor refugió?.


Cuando Jonás estaba en el vientre de aquel gran pez, en medio de su desaliento Dios oyó su clamor... “Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste” (Jonás 2:1-2).







Cuando el pueblo de Israel se refugió en cuevas por causa de los Madianitas que los mantenían empobrecidos en gran manera, estos clamaron a Jehová y él les oyó, ¿Que hizo Jehová?, Les envió un varón profeta para alentarles... (Jueces 6:9-10) “Os libré de la mano de los egipcios y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.” 

Y no sólo esto sino que además les levantó un salvador... a Gedeón (Jueces 6:14) Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los Madianitas. ¿No te envío yo?”.

Cuando el numeroso ejército filisteo de treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del Mar (1 Samuel 13:5) se levantó en guerra contra Israel, estos se escondieron en cuevas... (1 Samuel 13:6-7) “Cuando los hombres de Israel vieron que estaban es estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando”. 

Era tan difícil la situación que los filisteos se preocuparon de que no hubiera herrero en toda la tierra de Israel para que estos no hagan espada o lanza. (1 Sam. 13:19) Los únicos que tenían espada y lanza eran Saúl y su hijo Jonatán. 

En estas condiciones era imposible de vencer a los enemigos... pero Jonatán y su paje de armas salieron al frente de batalla y trepando de pies y manos hacia la guarnición de los filisteos causaron una gran mortandad.

El Dios que nosotros alabamos es un Dios fuerte, victorioso, por esta razón le dice a Elías (1 Reyes 19:13ª) ¿Qué haces aquí Elías?... ¿Qué haces aquí pueblo de Dios” el Señor viene pronto... (1 Tesalonicenses 4:18) dice “Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Por esta causa el apóstol Pablo recomienda a los hermanos de Tesalónica “...animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis. (1 Tesalonicenses 5:11) y como un último consejo... “Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” (Hebreos 12:3)


Que la gracia y paz de nuestro Señor Jesucristo les bendiga.

Pastor José García B.

23 de Noviembre de 2003