Roca de Salvación

“El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.”

SALMOS 62:6



(Salmos 34:7) “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende.”

El “Ángel de Jehová”, es Jesucristo el Señor, el siempre está a nuestro lado para defendernos... (Salmos 121:5) “Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha.”  Cuando hace calor buscamos el amparo de una sombra en donde encontramos refrigerio, por esta razón no debemos de alejarnos de la sombra de Jehová. Lejos de la sombra de Dios corremos peligro, nos encontramos indefensos bajo la inclemencia del sol.

Los que andan en el temor de Jehová van a estar siempre bajo su sombra porque saben que Dios no se apartará de su lado... (Stgo. 4:8) “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros...”

Dios no solo se establecerá alrededor nuestro (acampar), sino que además nos defenderá... el profeta Eliseo declaraba al rey de Israel las palabras que hablaba el rey de Siria aun en su cámara más secreta (2 Reyes 6:12), por esta razón el rey de Siria envío gente a prenderlo (2 Reyes 6: 14), el criado de Eliseo al observar el ejército Sirio que sitiaba la ciudad tuvo miedo... (2 Reyes 6:15) pero Eliseo le reconfortó diciéndole que no tuviera miedo porque más eran los que estaban con ellos que con los Sirios.. (2 Reyes 6:16-17).  

Un ejército celestial estaba allí para defenderlos. 


Cuando la gallina cobija bajo sus alas a sus polluelos, estos encuentran allí calor, seguridad, se sienten protegidos, toda la responsabilidad por su seguridad se la dejan a su mamá gallina, así también nosotros solo debemos correr a buscar abrigo bajo las alas del Señor a través de la fe, la oración y un fiel sometimiento a su Palabra de amor, encontraremos un seguro refugio... (Salmos 91:1) “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.” 

 Cuando los hijos de y Amón y Moab se levantaron contra Judá en gran multitud (2 Crón. 20:10-13), el Espíritu de Jehová vino sobre Jahaziel y les infundió aliento diciéndoles que aquella guerra no era de ellos sino de Jehová (2 Crón. 20: 14,15, 17). Aun más. Josafat y todos los moradores de Israel solo tuvieron que tener fe, obedecer, orar y alabar a Jehová (2 Crón. 20: 18-24) y Jehová puso en contra de ellos las emboscadas de ellos mismos y se mataron unos a otros. 

El rey Josafat les había dicho “... Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.

Josafat orando a alabando a Jehová
Para alcanzar victoria ante la adversidad debemos entregarnos confiadamente en las manos de nuestro amado Señor Jesucristo como los polluelos que buscan refugio bajo las alas de amor de la gallina.

El rey David fue otro “polluelo” que corrió a protegerse bajo las alas de Dios... Cuando el gigante Goliat desafió al pueblo de Israel por la mañana y por la tarde durante cuarenta días (1 Sam. 17:16), un humilde pastor de ovejas llamado David, fue enviado por su padre Isaí a dejar alimentos y mudas de ropas a sus hermanos que estaban en el frente de batalla (1 Sam. 17:17-18), Como un buen pastor no dejó solas a las ovejas (porque estas nunca deben quedar solas) sino que dejo un guarda al cuidado de ellas (1 Sam. 17:20) y fue al frente de batalla, cuando los ejércitos estaban frente a frente David preguntó quién era ese filisteo incircunciso que provocaba los escuadrones del Dios Viviente (1 Sam. 17:26). 
David defiende las ovejas
David no lo consideró como un obstáculo insalvable porque confiaba plenamente en Dios de tal manera que tuvo palabras para alentar al pueblo de Israel y poniendo su vida por la de su pueblo fue a su encuentro (1 Sam. 17:32). 

A pesar de ser solo un muchacho y el filisteo hombre de guerra desde su juventud, nada le amilanó (acobardó) porque iba en el nombre de Jehová de los ejércitos (1 Sam. 17:45), delante de David iba un gigante más grande y poderoso que Goliat (Jer. 20:11) “Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.”).




No necesitaba espada, lanza ni jabalina, solo el nombre que es por sobre todo nombre, David entendió que esa no era su batalla, sino la batalla de Jehová (1 Sam. 17:47) entendió que una piedra era el arma más mortífera para derribar gigantes, una piedra que jamás pensaron los soldados de Saúl utilizar en contra de los filisteos, tampoco imaginaron que esta piedra podría derribar a Goliat, pero esta piedra iba dirigida en el nombre de Jehová, esta piedra era la misma que derribo una “gigante y espantosa estatua” en los días de Daniel (Dan. 2:34). (“Viva Jehová, y bendita sea mi roca, Y engrandecido sea el Dios de mi salvación.” (2 Sam. 22:47)

David no necesitó de armadura sino que como “polluelo” se refugió bajo la sombra del Omnipotente, se vistió de la armadura de Dios...  (Efesios 6:11) “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.”

Amados, refugiémonos en Cristo Jesús y habitemos confiadamente, tenemos por Salvador un Dios poderoso para derribar fortalezas (Jericó y Babilonia son un ejemplo de ello)... (Salmos 61:3) “Porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo.”

Hermano predicador, alienta a los más débiles como Eliseo a su criado, insta a creed en la Palabra de Dios como Josafat a los temerosos de Judá, alienta a los soldados de Jesucristo como David al ejército de Saúl, nunca salgan de tu boca palabras de desánimo, de desaliento, sino de confianza en el Rey de gloria... “¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. (Salmos 24:8)

A Jesús sea la gloria.

Pastor José García B.
Martes 26 de agosto de 2003.-