¡Qué pasa con el pueblo de Dios!


Nos sentimos muy seguros de nosotros mismos, nos conformamos con la vida que llevamos, nos da lo mismo faltar a las reuniones pues siempre encontramos una buena excusa, no queremos comprometernos demasiado porque ello implica asumir responsabilidades. ¡Qué pasa con el pueblo de Dios!

A través de la historia ¿Cuál ha sido y es el mayor problema de los hombres?

La respuesta es: ¡El mismo hombre!

El Señor responde con una pregunta…

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?

“¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar;…” (Santiago 4:1-2)

Pasión: del griego “jedoné” de ἁνδάνω jandáno (complacer); deleite sensual; por implicación deseo: pasión, placer, deleite, delicia.

Recordemos algunos casos:

Caín que por envidia mató a su hermano Abel (1 Juan 3:12), Absalón deseó ser rey en lugar de su padre (2 Samuel 15:4; 6), El profeta Balaam que por lucro y por amar el precio de la maldad, se puso por tropiezo al pueblo de Israel (2 Pedro 2:15; Judas 1:11)

Algunos dirán… ¡toda la culpa es de Satanás!

¿Qué piensa usted?

En parte es así, pero el hombre tiene gran culpa en esto.

Lo que hace satanás es rodear la tierra, y andar por ella (Job 2:2), buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8). Cuando encuentra una oveja débil, enferma, rezagada del rebaño, esta es su presa fácil de devorar.

Hay que tener en cuenta que Satanás no conoce los pensamientos del corazón de los hombres, estos solo los conoce Dios (Jeremías 17:9-10)

Si satanás  y sus huestes no conocen los pensamientos de los hombres…

¿Cómo es que logra hacerle caer?

Satanás sabe que el hombre es débil, y que el pecado quedó sujeto a su carne (Romanos 7:23,25; 8:2) por lo tanto tienta al hombre hasta conseguir su propósito de hacerle tropezar…

Desde el punto de vista bíblico, la tentación no sólo significa "inducir a pecar", sino también "someter a prueba" a una persona… la palabra “Tentación” viene del griego “peirázo” de G3984; probar.

Satanás. Tal como tentó a Eva a desobedecer a Dios, también intentó hacer lo mismo con Jesús en el desierto, por lo tanto nos induce a pecar y nosotros debemos resistir la prueba de la tentación como nuestro Señor Jesucristo…

“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” (Santiago 1:13-15)

¿Qué entiende por concupiscencia?

Concupiscencia es el apetito desordenado de placeres deshonestos, cuya palabra procede del griego “epidsumía” de G1937; específicamente codicia, deseo y pasión por lo prohibido.

  • Nuestra carne es atraída por el deseo de algo que se presenta a nuestro alcance: “No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;” (Proverbios 23:31)
  • Luego es seducida como Eva al observar el fruto del árbol
  • Y cuando esta abre su corazón y concibe acceder a tal deseo, se manifiesta el pecado 
  • Y cuando lleva a la práctica el pecado, somos reos de muerte.
Para entender esto más fácilmente, veamos la siguiente ilustración.

Los dos hombres del corazón
Un indio americano visito la casa de unos vecinos blancos para pedirles un poco de tabaco.

El generoso vecino le dio un buen puñado y cuando el indio estaba haciendo cigarros, descubrió un cuarto de dólar en el tabaco. 

De momento pensó que como se lo habían dado debía quedárselo, pero a la mañana siguiente compareció ante su vecino y le devolvió el dinero.

Este le preguntó por qué razón lo devolvía si nadie se lo podía reclamar. El indio respondió señalando su pecho:

  • Es que yo tengo aquí hombre bueno y hombre malo. El hombre bueno me decía:
  • “Ese dinero no es tuyo; tienes que devolvérselo a su dueño”
  • El malo respondía:
  • “Tu vecino le lo dio y es tuyo ahora”
  • El bueno replicaba:
  • “No es verdad; él te dio el tabaco, no el dinero”
  • El malo volvía a replicar:
  • “No importa, ahora es tuyo, vete y compra alguna bebida”
  • El bueno respondía:
  • “No lo hagas”

No sabiendo que hacer me fui a dormir, pero el hombre malo y el hombre bueno han estado discutiendo toda la noche y no me han dejado pegar un ojo. Por esto le devuelvo el dinero, y ahora me siento mejor.

¿Encontramos en la Iglesia al hombre bueno y el hombre malo?

Lectura Bíblica: Mateo 26; 34-35; 74-75

(34)  Jesús le dice: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. (35)  Dícele Pedro. Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo. (74)  Entonces comenzó á hacer imprecaciones, y á jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y el gallo cantó luego. (75)  Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliéndose fuera, lloró amargamente.

¿Cuántas veces hemos leído este pasaje de la Biblia donde Pedro niega al Señor?

En la respuesta que Pedro dio a sus acusadores podemos ver las siguientes faltas:

Primera acusación: ¡Tú también estabas con Jesús el galileo! (v. 69).

Negación: (delante de todos) No sé lo que dices (v. 70). 
Pedro Mintió

Segunda acusación: Este estaba con Jesús de Nazaret (v. 71).

Negación: (con juramento) Yo no conozco al hombre (v. 72). 
Pedro traspasó la enseñanza recibida sobre la prohibición de perjurar (Mateo 5:33-37)

Tercera acusación: Verdaderamente, tú también eres de ellos, porque aun tu modo de hablar te descubre (v. 73).

Negación: ¡No conozco al hombre! (v. 74).

Pedro profirió maldiciones y juramentos 

Pedro hizo uso de imprecaciones… 

¿Qué significado tiene la palabra Imprecar?

Imprecar es “proferir palabras con que se expresa el vivo deseo de que alguien sufra mal o daño”

Tal como Jesús había anunciado, el gallo cantó en seguida de la tercera negación de Pedro. Lucas acota que en ese instante Jesús se dio vuelta y miró a Pedro (Luc. 22:61). Esa mirada de amor de parte de Jesús y el darse cuenta que había fallado a su Señor produjeron en Pedro un profundo sentido de culpabilidad. 

En griego hay varios términos para expresar “llorar”. Uno describe el llanto en silencio, dejando caer lágrimas. Pero el que se emplea aquí (G2799) describe los gemidos audibles y fuertes que expresan una profunda angustia de alma. Amargamente (v. 75) agrega una dimensión más al sincero arrepentimiento que Pedro experimentó después.

Κλαίω klaío de afinidad incierta; gemir, i.e. llorar a gritos (en tanto que G1145 es más bien llorar en silencio): llorar.

Posteriormente a la negación, luego de la resurrección del Señor Jesús, encontramos en el Evangelio de Juan 21:15-19, que Jesús en tres oportunidades le preguntó a Pedro si le amaba. En dichos versículos encontramos a un Pedro muy seguro de sí mismo, pero en realidad su sentir aún no había sido puesto a prueba.

¿Se repite esta enseñanza en nuestros días?

Podemos asegurar que si se repite.

Con respecto a la negación:

¿Cuántas veces nos encontramos con personas que habiendo gozado de las bendiciones del Señor, luego se apartan de Él?

Hebreos 10:38 “Más el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.”

Hebreos 6:4-6. “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

“mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.” (Lucas 12:9

En nuestros días a las congregaciones llega gente que persevera, alaba, ora, y escucha la Palabra de Dios, pero esto no significa que hayan convertido su alma.

La Biblia dice que muchos (de los que por un tiempo perseveran) son llamados y pocos los escogidos (Mateo 20:16 y 22:14)

El apóstol Pedro mintió, negó perjuró y profirió maldiciones. También cortó con una espada la oreja de un siervo del sumo sacerdote (Juan 18:10), después de la resurrección, el  Señor Jesucristo le hallo junto a otros discípulos pescando (Juan 21:7)

Con respecto al amor que profesamos:

¿Cuántas veces encontramos hermanos que dicen amar a su prójimo y a la primera dificultad terminan pleiteando con él?

1 Juan 3:14 “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. EL QUE NO AMA a su hermano, permanece en muerte.”

1 Juan 4:8EL QUE NO AMA, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” 

1 Juan 4:20 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues EL QUE NO AMA a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” 

¿Qué podemos concluir de lo que hasta ahora hemos visto?


  1. Pedro y los demás discípulos aún no habían  nacido de nuevo
  2. El nuevo nacimiento vino sobre ellos el día de Pentecostés
  3. Pedro y los demás discípulos luego del bautismo en Espíritu Santo y fuego no volvieron a ser los mismos.



¿Cómo puedo estar seguro de que no soy un llamado sino un escogido?

  1. Observe sus frutos, porque cada árbol se conoce por sus frutos… (Lucas 6:44)
  2. Tenemos que dar el fruto del Espíritu que es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe (Gálatas 5:22). El fruto del Espíritu además es en toda bondad, justicia y verdad (Efesios 5:9

Cuando se habla de “benignidad” se refiere a la palabra griega “jrestótes” que significa utilidad, de excelencia moral.

¿Dónde deben de manifestarse los frutos del Espíritu?

En el campo (el mundo)
En la viña del Señor (La iglesia)
En el hogar

Mateo 3:8 dice: “Haced, pues, FRUTOS DIGNOS de arrepentimiento” Esto lo dijo Juan Bautista, quién critica a los fariseos y a los saduceos por su hipocresía, por decir que se habían arrepentido. Debían también dar evidencia de arrepentimiento genuino, ya que éste produce un verdadero cambio de conducta. Por tanto, él no los iba a bautizar sólo porque lo pidieran.

¿Qué es necesario para ser un verdadero hijo de Dios?

¡Nacer de Nuevo!


Juan 3

1. Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5. Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
7. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
8. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
9. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
10. Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 



De acuerdo a la importancia del contexto, podemos ver:
  1. Ninguna persona no nacida de nuevo es apta para asumir responsabilidades en la obra de Dios
  2. El no nacido de nuevo es solo un llamado y no un escogido
  3. El no nacido de nuevo esta carente de los dones del Espíritu Santo
  4. El no nacido de nuevo puede tener amplio conocimiento de la Palabra de Dios, pero está falto de revelación, como por ejemplo, Nicodemo
  5. El no nacido de nuevo sirve a dos señores (esto también suele suceder con los nacidos de nuevo que descuidan el plan de salvación) Hebreos 2:3
  6. El no nacido de nuevo no se involucra responsablemente con el Evangelio. No dice ¿Cómo puedo nacer siendo viejo? Sino que dice ¿Puede acaso el hombre…?
  7. El no nacido de nuevo es inconstante en el camino, es tibio, no tiene seguridad en lo que hace y en lo que dice.

¿Cuáles con las características del hombre Tibio?
  1. Si alguien le pregunta ¿vas a venir al culto del día sábado?, él responde: a lo mejor, no estoy seguro, es muy probable. No dice “si Dios quiere… ¡allí estaré!” No se compromete: “Pero sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” (Mateo 5:37)
  2. Existen otros que si se comprometen de palabra pero no cumplen, diciendo “prometo que allí estaré”  “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.” (Eclesiastés 5:4)
  3. El tibio es como el hombre mundano que no es nacido del Espíritu y su hablar es  contradictorio:  “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20)
  4. El tibio se refiere a cristianos mediocres o a personas dentro de la iglesia de Laodicea que pretendían ser cristianos, pero que en realidad no se habían entregado a Cristo.

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis 3:15-16

El asco produce el deseo del vómito. El vómito se debe a algo que nos enferma y que nos produce nauseas. Así es el tibio ante los ojos del Señor. Los manantiales fríos son refrescantes; los de aguas minerales calientes son medicinales; las aguas tibias producen náuseas.

El uso de esta palabra se basa en la forma en que el agua llegaba a la ciudad de Laodicea. Corría de las montañas cercanas por un acueducto de unos 10 km y al llegar a la ciudad estaba tibia y no refrescaba sino que causaba vómito. A estas personas “tibias” Cristo las “vomitará de su boca.”

¿Acaso quiere Dios que en la iglesia existan hombres fríos?

Imaginémonos por un momento que nos sumergimos en agua tibia, nos sentimos cómodos, confortables, incluso nos quedamos dormidos. Pero por el contrario, si nos sumergimos en agua fría o caliente, reaccionamos, no podemos quedarnos dormidos, permanecemos bien despiertos.

El hombre natural, es el mundano que llega por primera vez a la iglesia, ese es el hombre “frío”, por lo tanto Dios lo llamó para convertirlo, para sacarlo del estado en que se encuentra.

El hombre carnal, es el cristiano mediocre, sensual, ese es el hombre tibio.

El hombre espiritual es el cristiano comprometido con la obra de Dios, es el nacido de nuevo, ese es el hombre “caliente” o ardiente en el Espíritu.

26 de marzo de 2016
Pastor José García