Mediador


Quizás no le demos una gran importancia a este tema que forma parte de nuestra vida cotidiana, pero al comprender la voluntad de Dios, con mayor razón como embajadores de Cristo valoramos esta enseñanza por medio de su Palabra.

1Ti 2:5 “Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre; “

Una de las acepciones de la palabra Mediar es “interceder o rogar por alguien”.

Introducción:

En los tiempos modernos se utiliza bastante la concurrencia de un mediador para dirimir en los conflictos entre dos países. También un abogado al cumplir el rol de la defensa de un imputado, intercede por él en un juicio, justificando las acciones de determinada persona.

Las personas por ser seres sociales, no somos seres independientes, con esto quiero decir que siempre necesitamos de la ayuda de nuestro prójimo y a la vez, debemos de acudir en socorro de nuestro prójimo.

En las Sagradas Escrituras encontramos varios ejemplos de intercesión:
  • Simón de Cirene fue obligado a ayudar al Señor Jesucristo a cargar su cruz (Mateo 27:32)
  • Moisés intercedió en numerosas oportunidades a favor del pueblo de Israel, siendo quizás la más destacada, cuando envió a su hermano Aarón para que se pusiese entre los muertos y los vivos y cesase la mortandad (Números 16:47-49)
  • Ester y Mardoqueo intercedieron por Judá (Ester 4:8; 7:3-4
  • José intercedió ante el Faraón de Egipto por el pueblo de Israel (Génesis 45-5-8)
  • Abraham intentó interceder por los habitantes de Sodoma pensando quizás en su sobrino Lot, ante la decisión de Dios de destruir dichas ciudades a causa de su pecado. (Génesis 18: 23-33)


Se puede interceder de muchas formas:

  • Orando por los enfermos (Santiago 5:15)
  • Orando por la nación (1 Timoteo 2:1-2)
  • Orando por los Santos (Efesios 6:18)
  • Haciendo justicia al oprimido y a los indefensos (Levítico 19:15)
  • Orando por los débiles en la fe y por quienes hayan incurrido en falta que no sea de muerte. (Romanos 15:1; 1 Juan 5:16)


Por lo tanto, la intercesión es un arma muy poderosa a nuestro alcance.

Dios requiere de hombres y mujeres que se interpongan al igual que Moisés, en la brecha que existe entre el pueblo y Dios.

En la Biblia encontramos a Moisés intercediendo en plena batalla… (Éxodo 17:8-13)

(8) “Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. (9) Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. (10) E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. (11) Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. (12) Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. (13) Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.” 

El contexto de los versículos leídos dice que el pueblo de Israel había acampado en Refidim. Este era un lugar seco que no tenía agua para que el pueblo bebiese, en ese lugar altercaron con Moisés exigiéndole agua y murmuraron contra él. 

¿Qué hizo Moisés?

Oró a Jehová y Jehová le ordenó que golpease la peña en Horeb brotando de ella agua.

Luego de este altercado los amalecitas se levantaron en guerra contra Israel
Esta batalla nos muestra que Moisés no fue un guerrero sino que un gran intercesor.

El subió a la cumbre de un collado (colina – monte) con la vara de Dios en su mano, mientras su mano permanecía en alto, Israel tomaba ventaja en la batalla, y cuando, debido al cansancio bajaba su mano, eran los amalecitas quienes tomaban ventaja en la batalla. Por esta razón Aarón y Hur, que a pesar de la batalla estaban muy atentos a su gran guía, se preocuparon de sostenerle las manos en alto.

¿Entonces, de quién fue la victoria? 

¿Del pueblo de Israel o de aquel con el que habían altercado? La victoria fue de Moisés, quien intercedía por ellos ante Jehová con sus manos alzadas.



La mejor forma de interceder  es a través de la oración, haciendo la salvedad de la diferencia que existe entre una oración de adoración, de una de rogativas personales y de una de intercesión.

Por ejemplo:

  • …“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” (de adoración)
  • “Venga tu reino.” (Rogativa)
  • “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Rogativa y adoración… se reconoce que es la voluntad de Dios la que debe de imperar)
  •  “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.” (Rogativa)
  • “Y perdónanos nuestras deudas,” (Rogativa)
  • …“como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Intercesión por nuestro prójimo)… “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Jesús intercede por nosotros) (Lucas 23:34)
  • “Y no nos metas en tentación,” (Rogativa… José es un ejemplo de haber sido puesto en tentación a través de la mujer de Potifar)
  • …“mas líbranos del mal;” (rogando por intercesión divina ante la eventualidad de un peligro)
  • …“porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” (De adoración) (Mateo 6:10-13)

Nosotros a causa de nuestros pecados estábamos bajo sentencia de muerte, porque la paga del pecado es muerte, no teníamos esperanza, éramos como reos esperando el cúmplase de la sentencia.

En esa condición, ignorantes de cuan grave era nuestra situación, vivíamos justificando nuestras malas acciones cubriéndolas con hojas de higueras y, de esa forma, nos sentíamos tranquilos llevando la religión a nuestra “manera” y no a la manera de Dios.

Esta es la condición de la mayoría de los habitantes de esta tierra, van y vienen, corren de aquí para allá, ensimismados en sus afanes, preocupados de lo que la ciencia puede otorgarles, un nuevo IPod, un nuevo Tablet, un teléfono móvil de última generación, etc. “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.” (Daniel 12:4)

Estando en esa condición, el Señor Jesucristo, en su gran amor, se interpuso en aquella brecha entre Dios y los hombres, para reconciliar al mundo con Dios, en ese momento se abrió una puerta de esperanza, Jesús nos dice “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo;…” (Juan 10:9)



Lo maravilloso de esto es que siendo nuestro pecado tan grave, lo único que podía lavar la afrenta es la sangre de una víctima inocente y, si las ovejas hablaren, seguro que nos dirían ¿porque nosotras tenemos que pagar por faltas que no hemos cometido?, si tú cometiste la falta, paga por ello.

Esto sería justo para las ovejas y justo para los hombres por cuanto la Biblia dice “el alma que pecare morirá”, entonces si fuese así, ¿quien podría ser salvo?, ciertamente ¡nadie!

Conociendo la condición del hombre, Dios puso como intercesores las ovejas, las cuales habrían de cubrir con su sangre el pecado y Dios ya no miraría el pecado, sino la sangre de aquellas víctimas inocentes sin relación con el pecado. De esto dice la Biblia… “… sin derramamiento de sangre, no se hace remisión” (de pecados) Hebreos 9:22


Para que el sacrificio fuese acepto por Dios, la oveja, también conocida como la ofrenda por nuestros pecados, tenia que ser sin defecto. Este animalito le da al hombre abrigo a través de su lana, alimento a través de su leche y carne, y vida a través de su sangre. Dicho de otra forma, se entrega por completo a favor del hombre sin quejarse por ello “muda al degolladero”. (Isaías 53:7)

El que alguien tenga que pagar un precio de sangre por mi maldad, debiera de llevarnos a pensar lo injusto que es esta situación y que la única forma de revertir esta situación sería no pecar, mientras menos pecamos, menos ovejas mueren.

Pero esto es imposible, siempre pecamos, la Biblia dice que “… el intento del corazón del hombre, es malo desde su juventud…” (Génesis 8:21), también dice “que no hay hombre que no peque”, y “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:10). Por lo tanto siempre alguien inocente tendrá que pagar por nuestros pecados.

Como el hombre, en este caso, un sacerdote, era quien tenía que ofrecer la ofrenda por el pecado,  por ser hombre se corrompió y también corrompió el tipo de ofrenda que entregaba, ya no era esta sin defecto, sino con defecto, y no solo corrompió la ofrenda sino que también el mandamiento. (Malaquías 1:12-14)

Estando en esta condición, el hombre estaba perdido, sin esperanza, Dios entonces siguió mirando el “defecto” de nuestro pecado el cual ya no era cubierto por la sangre derramada de víctimas “dañadas”.

Además de nuestro problema con el pecado, tenemos como adversario un tentador que es padre de mentira y que además es una potestad superior a nosotros, Satanás, entonces, sin la ayuda de un mediador estábamos irremediablemente perdidos, ¡condenados a muerte eterna!

Allí es donde se manifiesta al hombre como único mediador, el Señor Jesucristo, sin relación con el pecado, por lo tanto imposible que trasgreda su propia palabra porque “no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta”(Números 23:19), además es la ofrenda perfecta, sin defecto, su sacrificio es único, y salva a todo aquel que se arrepiente de sus pecados y guarda sus mandamientos.

El no cubre los pecados, sino que los quita “...Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Para poder quitar el pecado del hombre, el Dios invisible tuvo que manifestarse al hombre a semejanza de hombre, allí se le menciona en las Escrituras como Hijo de Hombre por su relación con la carne, y como Hijo de Dios por su relación con su naturaleza divina.

Este cordero descendió de los cielos y cumplió en la tierra el ministerio de la ofrenda “que quita el pecado” y como sumo sacerdote  ofreció su propia vida en rescate, según el orden de Melquisedec.

¿Por quienes debemos de interceder? 
  • Por los enfermos: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” (Santiago 5:16)
  • Por los que están en eminencia (Alto, elevado, que descuella entre los demás): El poder da al hombre que lo ejerce: potestad, riquezas, posición e impunidad; situación que lo hace más vulnerable para caer en las garras del mal. Por esta razón la Palabra de Dios nos insta a interceder… “por los reyes (Presidentes) y por todos los que están en eminencia (Los que legislan), para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. (1 Timoteo 2:1-2). La palabra honestidad tiene las siguientes definiciones: Decente o decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, probo, recto, honrado. La iglesia puede perder su quietud y reposo debido a leyes que falten a la honestidad, por ejemplo, leyes sobre el aborto, sobre el matrimonio homosexual y adopción de hijos, leyes sobre la no discriminación que pueden llegar a impedir que se predique, por ejemplo, la enseñanza del pasaje en Romanos 1:26-27.
  • Por los pecadores: ¨...por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fué contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.¨ (Isaías 53:12)
  • Por los que pasan pruebas: ¨pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte...¨ (Lucas 22:32)
  • Por los enemigos: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34)
  • Por su iglesia: Los hermanos que son pilares de la Iglesia, sufren permanentemente de los ataque de Satanás, debido a que este procura causar división entre los hermanos, razón por la cual debemos de interceder por la unidad de la Iglesia…  “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son.”  (Juan 17:9)
  • Por la familia, vecinos, amigos, etc.: Satanás buscará destruir a la familia por medio de: divorcios, pleitos, contiendas, violencia, mala comunicación, rebelión, etc. 
  • Por el pueblo de Israel: Recordemos que el pueblo de Israel continúa siendo el pueblo amado de Dios y la Iglesia de Jesucristo forma parte de ese pueblo. Oremos por la Paz de Israel y Jerusalén, y por nuestros hermanos judíos. “Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman.” (Salmos 122:6)

Diferencias entre la oración de adoración y de rogativas personales, con la oración  de intercesión:

La oración personal y de adoración: Es el medio por el cual podemos comunicarnos con Dios elevando nuestra alma en adoración. Por medio de la oración podemos además, alabarle, darle gracias, presentar nuestras necesidades, pedirle perdón por nuestros pecados. En resumen, es la íntima comunicación de nuestro corazón con Dios.

La oración de intercesión: Además de lo anterior, es rogar, no por nosotros, sino a favor de otros, expresando nuestro amor, dolor, misericordia y compasión por las necesidades de nuestro prójimo. Es una batalla espiritual contra las huestes de maldad.

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Efesios 6:12)

Conclusión:

1) Recordemos que un intercesor es quien se interpone entre Dios y los hombres que merecen su ira y castigo, clamando a Dios misericordia por ellos… “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.” (Ezequiel 22:30)
2) Cuando intercedamos por nuestro prójimo, es bueno hacerlo en voz alta (no gritando), por cuanto tenemos una batalla en contra de Satanás el cual no puede entrar en nuestros pensamientos (solo Dios escudriña nuestros corazones), pero él, Satanás y todas sus huestes ¡sí pueden oírnos! 
3) Y como se trata de una lucha espiritual, debemos de estar siempre vestidos de toda la armadura de Dios (Efesios 6:11)

Gracia y paz en el Señor Jesucristo

Mayo de 2012, actualizado el 02 de junio de 2014.-
Pastor José García