La Envidia


PROVERBIOS 27:4 “Cruel es la ira, e impetuoso el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?”

Es interesante observar que después del pecado de la desobediencia, actuó la envidia.

Envidia significa disgusto o pesar del bien ajeno (Sinón.: Rivalidad, aborrecimiento, celos) 

La envidia puede llegar hasta el homicidio, no nos olvidemos de Caín que no soportó que Jehová mirara con más agrado la ofrenda de su hermano Abel. 

Esto también sucede al interior de los pueblos cristianos, cuando se observa que alguien es más bendecido no falta la envidia, cuan equivocado está el envidioso si piensa que con tal sentimiento podrá ser prosperado, al respecto el rey Salomón dice... Eclesiastés 4:4 “He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.” 

Los frutos de la envidia son nefastos, también el Señor Jesús fue entregado a la muerte por envidia. Mat. 27:17-18 “Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía que por envidia le habían entregado.”

José por causa de la envidia de sus hermanos su vida corrió peligro... Génesis 37:11 “Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto.”

Génesis 37:18 “Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle.” 

En Hechos 7:9 el Apóstol Pablo se refiere a lo mismo... “Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él,”


La envidia es homicida, por esta razón el libro de Proverbios Capítulo 14, versículo 30 dice... “El corazón apacible es vida de la carne; Mas la envidia es carcoma de los huesos.”

Dentro de los creyentes en Cristo también existe la envidia, esto se manifiesta dentro de dos áreas:


  • Por los bienes materiales (ropa de vestir, casa, vehículos, viajes, etc.)
  • Por la bendición espiritual (alabar, predicar, enseñar, obrar, ect.) Filipenses 1:15 dice “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.”

El Apóstol Pablo aconseja a la iglesia en Galacia diciéndoles... Gálatas 5:25-26 “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

Dentro de las concupiscencias de la carne la envidia después de la blasfemia contra el Espíritu Santo es una de las más peligrosas porque lleva al hombre hasta procurar la muerte de su prójimo. 

Puede suceder que si alguno no llega al extremo de ocasionar la muerte, eso no quita que la pueda desear ardientemente... ¡ojalá se muriera!, esos pensamientos homicidas no guardan relación con la naturaleza divina del Espíritu de Cristo en nosotros, porque Dios es amor. 1 Corintios 13:4 dice... “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;” 

Suele acontecer que escuchando noticias tomamos conocimiento de algún pecado grave y opinamos... ¿el tal merece la muerte!, esto debiera quedar sólo como una opinión por causa de la gravedad del delito, pero no como un deseo, por cuanto sabemos que de la muerte nos libró el Señor, por lo tanto Él no nos ha dado un espíritu homicida, sino de su propio Espíritu. 

1 Pedro 4:15 dice... “Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno;”, no debemos de olvidar cuando veamos injusticias que nos afecten directamente o que nos inquieten nuestro espíritu, lo que dice el libro a los romanos... Romanos  12:19b... “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.”

En Marcos 7:21-23 encontramos... “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.”

Una de las maneras de no dar lugar a la envidia es combatir nuestras propias pasiones a través de la oración y del temor de Jehová. 

La Biblia nos enseña que las pasiones sin gobierno, son las que nos ocasionan graves problemas... Santiago 4:1-3 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”

El hombre que tiene envidia no tiene paz, sufre a causa de la prosperidad de otros, esto por poco le pasa al rey David Salmos 73:2-3 “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.”

La Biblia dedica varios pasajes con respecto a esta pasión de la carne, por ejemplo:

JOB 5:2 “Es cierto que al necio lo mata la ira, Y al codicioso lo consume la envidia.”

SALMOS 37:1 “No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.”

PROVERBIOS 23:17 “No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;”

ROMANOS 13:12-14 “La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.”

Que la gracia y paz de nuestro Señor Jesucristo nos bendiga
Pastor José García
10/11/03