La Perla de Gran precio



La Biblia dice “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos” (1 Corintios 13:9). Por esta razón el Señor Jesucristo hace varias comparaciones para darnos a conocer “en parte” como es el reino de los cielos:
  • El reino de los cielos es como el hombre que sembraba...
  • El reino de los cielos es como una semilla de mostaza...
  • El reino de los cielos es como la levadura...
  • El reino de los cielos es como diez vírgenes...
  • El reino de los cielos es como un tesoro...
  • El reino de los cielos es como una red...
  • El reino de los cielos es como un mercader que busca buenas perlas...

Mateo 13:45-46

“También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.”


Conocer cuál es el origen y como se forman las perlas es la clave para entender la parábola. 

Todas las perlas se encuentran en ostras y se forman cuando un grano de arena o una partícula extraña, se introduce por accidente entre el manto que cubre sus órganos y la concha.

Este grano irrita al organismo y como resultado, la ostra se defiende cubriéndolo con una sustancia llamada nácar. Si la partícula permanece ahí el tiempo suficiente, será cubierta con varias capas de nácar hasta convertirse en una perla. 

Podemos afirmar que las perlas son producto del dolor causado por una herida, y como resultado, surge algo bello y precioso. 


Nosotros éramos “cerrados como ostras”, no queriendo prestar atención a la predicación del Evangelio, hasta que éste entró a nuestro corazón mediante el supremo llamamiento… “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.” (Juan  3:20)

Por medio de muchas luchas, dificultades y pruebas, Cristo el Señor, ha ido formando en nuestro interior una perla.

El reino de los cielos es como un mercader que busca perlas espirituales. Eso es lo que el Señor busca en nosotros; aquello que producto del dolor, se ha convertido en algo precioso en vez de amargura.

La perla de gran precio es Jesús. El sufrió el dolor y la amargura, pero este dolor y amargura se convirtieron en un fruto precioso, “nuestra salvación”


“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” (Mat. 11:12)

La frase “sufre violencia” viene del original griego “biázo” (meterse a la fuerza), y los “violentos” es “biastés” (forzador, enérgico, violento), y lo “arrebatan” es “jarpázo” (apoderarse).

Dicho de otra forma, si queremos ser salvos… al reino de los cielos hay que meterse a la fuerza, y solo los que fuercen por entrar se apoderarán de él.

El reino de los cielos sufre violencia porque su puerta es estrecha y los que quieren entrar tienen que forzar por ello Lucas 14:23 “Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.”, Al decir que se hace fuerza y solo los valientes lo arrebatan (versión 1909 RV), indica que no cualquiera entra en él, es necesario despojarse (vender) primero de aquellas cosas que son un obstáculo para nuestra salvación y que por mucho tiempo han sido prioridad en nuestra vida.

Lucas 11:20-22

“Más si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.”

Cuando Cristo ha llegado a nuestro corazón, entonces el reino de Dios ha llegado a nosotros, porque “el más fuerte” Cristo, ha echado de nosotros el “hombre fuerte armado” Satanás, el diablo, y también ha echado fuera de nosotros “sus armas y botín”.


Amados, si queremos obtener la “perla de gran precio” en necesario que soportemos el tiempo de la prueba y permitamos que la irritación del grano de arena se convierta en un perla, mientras la Palabra cubra de nácar nuestros problemas 

1 Pedro 1:6-7

“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,”

Por lo tanto... Hebreos 12:1-2 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Que la gracia y paz de nuestro Señor Jesucristo les bendiga.


Pastor José García B.
08 de octubre de 2003, actualizado el 02 de junio de 2014.-