Breve Reflexión sobre el Camino intrascendente

El hombre mediocre se caracteriza por no dejar una huella de su paso por esta vida, se acomoda en el rebaño y sigue a la multitud. Su vida esta marcada por lo que otros hacen (de allí la importancia que tenemos de dejar un buen ejemplo) Su felicidad consiste en comer y pasarlo bien. No está demasiado preocupado en analizar si sus obras han sido buenas o malas.

A quién le gustaría que en su lápida pusieran el siguiente epitafio: “Aquí yace un hombre que hizo bien e hizo mal. El mal lo hizo muy bien y el bien lo hizo muy mal. El descansa en paz y nosotros también”

Para los cristianos es de vital importancia dejar una “huella” de nuestro paso por esta tierra debido a que seremos recompensados por nuestras buenas obras (Apocalipsis 14:13; 22:12)

Ha habido hombres como Joseph Stalin (mató a más de 60 millones de personas de su país, solo por revelarse al sistema), Sadam Hussein (Fue acusado de dar muerte a más de 250 mil iraquís) Hitler (Máximo asesino de razas de todos los tiempos), Mussolini (máximo líder del fascismo admirador de Hitler), Osama Bin laden (la matanza de las torres gemelas), Bashar Al-Assar (conocido por torturar y matar a su propio pueblo), Heinrich Himmler (Gestionó la orden de la matanza metódica y sistemática de millones de judíos) y otros que se destacaron por su crueldad y asesinato. Estos y muchos otros, pasaron a la historia por su crueldad.
Pero en cambio, la lista de hombres piadosos la encabeza nuestro amado Señor Jesucristo, sus apóstoles y profetas entre otros que dejaron una huella imborrable a través de los siglos.

El verdadero hijo de Dios es llamado para ser “cabeza” y no cola… “Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas,” (Deuteronomio 28:13) La cola solo muestra un sentimiento, un grado de satisfacción dentro del rebaño, pero siempre estará sujeta al liderazgo de la cabeza. Separada de la cabeza, la cola perece. Por ser cola carece de liderazgo y solo puede expresar su contentamiento o timidez (cola entre las piernas)

La cola frecuentemente envidia a los que están por cabeza y en su afán de alcanzar liderazgo, algunos llegan a ser pastores, pero no tienen ovejas propias porque no han sido separados por Dios para ese ministerio. Es por ello que a diestra y siniestra muestran sus credenciales, pero no sus ovejas.
Muchos que son cola, cuelgan de los éxitos de los demás, no se atreven a ocupar responsabilidades porque no tienen seguridad en sí mismos, son conformistas y poco comprometidos. Ellos son conocidos como los “tibios” (Apocalipsis 3:16), no son fríos ni calientes, se engañan a sí mismos creyendo que son ricos, pero son pobres del Espíritu.

Esto me trae a la memoria una ilustración que utilice en un seminario de formación de líderes de nuestra Entidad para establecer la diferencia entre involucrarse y comprometerse: “Una gallina y un cerdo paseaban por la carretera un día, cuando la gallina le dijo al cerdo: oye cerdo, ¿qué te parece si nos asociamos y abrimos un restaurante? me parece buena idea. ¿Cómo lo llamaríamos? la gallina pensó un poco y contestó: — ¿por qué no lo llamamos ‘huevos con jamón’? el cerdo se detuvo, hizo una pausa y contestó: pensándolo mejor, creo que no voy a abrir un restaurante contigo. De ser así yo estaría comprometido, pero tú solamente estarías involucrada.”
 
Las personas que luego de involucrarse se comprometen, logran mejores resultados
 
Los que son cabeza permanecen erguidos y se preocupan por los tibios debido a que estos son como un lastre para la obra de Dios. Los que son cabeza gastan sus vidas alentando a los tibios para que estos se involucren y se comprometan a fin de que se pongan a la altura de los demás.

“También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.” (1 Tesalonicenses 5:14)

Hablando acerca del postrer tiempo la Biblia dice: “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos.” (Miqueas 4:1) Esto tuvo y tiene un fiel cumplimiento desde los días del ministerio público de nuestro Señor Jesucristo, desde aquel entonces los pueblos miran a obra redentora de Cristo y las enseñanzas de sus apóstoles.

Que queda entonces como enseñanza. Que debemos dejar una huella de nuestro paso por esta vida y que esta sea trascendente para el prójimo. Debemos de involucrarnos y comprometernos con la obra de Dios para que, en Su venida, no seamos avergonzados… “Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.” (1 Juan 2:28)
 
Pastor José García
25-11-2020